Jules Chéret nació
en París, 1836-1933, en una familia humilde de artesanos. Fue un pintor y litógrafo que se convertiría en el maestro del arte del cartel.
Su éxito surgió a partir de la
creación de carteles callejeros, que empezaron a invadir París en el último
tercio de s.XIX. Estuvo influenciado por las escenas representadas en
las obras de Jean-Honoré Fragonard y otros artistas rococós. Chéret creó el cartel vívido para los cabarets,
y demás teatros y eventualmente se convirtió en una importante fuerza de publicidad.
Su éxito inspiró una industria que conoció la
aparición de una nueva generación de diseñadores y de pintores de carteles como Charles
Gesmar y Henri de Toulouse-Lautrec.
Las características más relevantes de su obra
son las siguientes. Hace un uso concreto del color con tricromías o con el uso
de cinco colores como mucho. Otra es la
presencia de la mujer en la composición que la convierte en protagonista, nada
usual en esta época. Además la representa de forma atractiva y erótica. De tal
forma, capta la atención del espectador y convierte a la mujer en un objeto
de deseo. Recurre a la composición asimétrica para darle dinamismo. También,
cabe destacar que la imagen predomina sobre el texto. Entendió perfectamente
que la publicidad necesitaba no distraer la atención del espectador con
pequeños detalles.
Realmente,
los carteles de Chéret no solo son obras del arte publicitario sino que están
consideradas actualmente como obras de arte.
Una pequeña muestra de carteles del estilo de Chéret:
Después de esto,
nadie se atrevería a decir que la publicidad no es arte.
Nadie. El cartelismo es un tema muy sugerente. Lo cierto es que a finales del siglo XIX y comienzos del XX conocemos artistas magníficos en este campo. Muy bien.
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